El 23 de febrero de 1981, fue un
día en la historia difícil de olvidar para todos los españoles que durante unos
instantes veían derrumbados sus sueños de democracia y libertad después de
estar sumidos en una Dictadura durante casi cuarenta años.
Mi madre, tenía 18 años y estaba
estudiando derecho en la Universidad de Zaragoza, salió temprano a las 8 de la
mañana para ir a clase como hacía todos los días. El 23F por la tarde cuando
ocurrió el Golpe de Estado estaba sola en su casa y no sabía qué hacer, si irse
a Logroño con su familia o quedarse e ir a las clases como hacía cada día.
Decidió la segunda opción y al día siguiente al entrar en clase con la incertidumbre
de saber si se había sofocado el Golpe o no porque las noticias eran muy
confusas. Estaban encerrados en clase, escuchando la radio habiéndose suspendido
las clases, entraron unos compañeros con banderas españolas gritando ¡Viva
ESPAÑA! En ese mismo instante, se salió de clase y se marchó a su casa.
Al día siguiente, el golpe fue sofocado,
aunque hubo momentos de tensión en los que si el golpe hubiera triunfado meditó
en irse de España. Pensó que había vivido trece años en la Dictadura de Franco
y después la Transición política por este motivo quería vivir en un país
democrático.
Por otra parte, a mí padre con 19
años lo pilló, haciendo la mili en Colmenar Viejo (Madrid) y los tuvieron 48
horas retenidos en el cuartel por si tenían que actuar ante el Golpe de Estado.
!Quieto todo el mundo! Que esto ya ha acabado...
Fernando Tejero ejecutando el Golpe.
Cuartel militar de San Pedro, Colmenar Viejo.
Facultad de derecho, Zaragoza.
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