El 23 de febrero de 1981, se produjo en España un intento de golpe de estado militar, comandado por el teniente coronel Antonio Tejero, y un grupo de militares, guardias civiles... , cuya intención era el restablecimiento de la dictadura.
En la familia de mi padre, ese medio día se hizo interminable. Era la angustia que sufría una madre con un hijo en edad de "mili", prorrogada por los estudios, pero con la incertidumbre de que fuese llevado forzadamente a cumplir su servicio militar. La escena que se vivía en esa casa, concentraba a la familia en el salón rodeando atentamente a la radio. Al no disponer de una televisión, con la que poder tener una imagen de lo que sucedía, la narración de los hechos se hacía insoportable. La culminación de ese golpe de estado, hubiese supuesto la vuelta a una sociedad reprimida y atrasada, y a una situación económica desastrosa en la que sacar a 4 hijos adelante era muy difícil y agotador, para dos padres con empleos precarios. Mi tío que por aquel entonces cursaba su carrera universitaria en Madrid, asistió a este suceso con mucha preocupación por lo que pudiese suceder. Él, que lo vivió en el campus, fue testigo de las manifestaciones que acontecieron durante la negociación. Mi padre, con 18 años, también estaba preocupado por su futuro próximo, estaba en puertas de entrar al servicio militar, y en la época franquista, en la "mili", se vulneraban los derechos de las personas sistemáticamente.
Gracias a la rápida actuación del gobierno el intento de golpe de estado, se quedo en eso, un intento, pero que hizo temblar a media España, y entre entre ellos a mi familia.
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