miércoles, 22 de febrero de 2017

23F EN MADRID

El 23 de febrero de 1981, mi padre se encontraba en Madrid realizando el servicio militar como voluntario en el Regimiento de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles, donde a lo largo de los tres años que duraba, recibían la formación necesaria para ejercer la profesión de Maquinistas de tren en Renfe.
Luego de completar el primer ciclo de formación teórica, precisamente ese día empezaba a realizar las prácticas como Ayudante de Maquinista, debía viajar a Talavera de la Reina por la tarde para realizar allí el servicio asignado.
Como residía en el cuartel ubicado en la estación de Atocha, por la mañana y junto con otros compañeros, salió de paseo por aquella zona de Madrid, casualmente pasando por la puerta del Congreso y por los aledaños del hotel Palace. Nada raro se observaba por aquella zona que pudiera ser premonitorio de lo que horas más tarde iba a ocurrir.
Posteriormente desde Talavera, realizaba trenes hasta Navalmoral de la Mata y desde allí volvían sobre sus pasos hacia la estación de Torrijos en la provincia de Toledo para llevar el tren con balasto para la renovación de vía que por aquel entonces se realizaba en la línea de Madrid a Valencia de Alcántara.
Fue al paso por Talavera, cuando debido a que la línea es de vía única, debían realizar el cruce con el Lusitania Exprés con destino Lisboa, cuando aprovechando dicha parada y la hora que rondaba la una de la madrugada, aprovecharon para tomar café en dicha estación y en el bar la televisión estaba encendida y ofreciendo secuencias musicales, allí les dijeron que se había producido un golpe de estado, noticia que en principio fue acogida como una broma por parte del camarero, pero que a los pocos minutos se vio confirmada por la interrupción de la música y la aparición del entonces monarca para dar el ya famoso mensaje a la población.
Al día siguiente y por motivos de trabajo permaneció en a aquella localidad toledana y como todo el mundo, siguió el desarrollo de los acontecimientos. Si bien es cierto, con alguna otra información debido a que el yerno de su compañero de trabajo  -un maquinista ya entrado en los sesenta años-, trabajaba como conductor precisamente en el Congreso, y a pesar de no contar con  telefonía móvil, mediante las extintas cabinas telefónicas, este mantenía  una fluida comunicación con su familia para su tranquilidad y para nuestra información.





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