miércoles, 24 de febrero de 2016

El 23 de Febrero de 1981 mi padre estaba volviendo a casa del colegio, cuando llego mi abuelo le dijo que no podía salir, mi padre al tener 12 años no entendía nada y se quedo en casa toda la tarde. Él notaba que algo iba mal al ver la cara de mi abuelo. Mi madre cuando ocurrió estaba trabajando, le tocaba el turno de tarde, en su trabajo no paraban de comentar el tema y al volver a casa pasaron ella y mis abuelos pegados a la radio. Mis abuelos tenían miedo y hasta que el tema no se tranquilizó no le dejaron salir de casa, había mucha incertidumbre, no se sabía lo que iba a pasar.

Las cercanias del 23F

Mi padre se acordaba de su historia del 23 de febrero del 81 en la que el estaba en el primer año de carrera de filosofia.Mi padre tuvo que llevar a su tía en coche a casa de su prima, en este viaje pasaron por la castellana y a mi padre le sorprendió lo vacía que estaba la calle, cuando llegaron a la casa sonó el teléfono y lo cogieron, el gesto que hizo la mujer fue de ponerse las manos en la cabeza,al principio mi padre creyó que sería la muerte de un familiar, pero cuando colgaron y se lo explicaron vieron que era un golpe de Estado, inmediatamente pusieron la tele.. y estaba la carta de ajuste. Mi padre no estaba muy asustado y decidió volver a casa, cuando recibió una llamada de un amigo de casa alertándole y diciéndole que no volviera que la castellana estaba ocupada por los tanques.Mi padre no le hizo caso y volvió a casa pasando por la castellana, no vio ningun tanque, paró por el congreso de los diputados donde vio a bastante gente, allí habia periodistas donde hablaban del golpe de Estado, algunos de ellos apoyando el golpe y diciendo que España lo necesitaba, cuando mi padre se cansó se fue para casa porque al dia siguiente tenia clase.Al dia siguiente llegó a clase de historia de la filosofia donde el profesor les dijo un ``tranquilos jordis tranquilos´´ que es lo que le habia dicho el rey a Jordi Puyol,después de esto les dio el dia libre.

A mi padre,al día siguiente, se le ocurrió ir al congreso de los diputados a ver que pasaba y algunos de sus compañeros se fueron con él. Cuando llegaron allí, vieron un grupo de 300 o 500 personas. De repente mi padre escucho``José Manuel Mellado Colado´´, alguien lo estaba nombrando, mi padre al principio se asustó pero vio que el que lo estaba llamando era un antiguo compañero de los campamentos de la OJE.Cuando lo vi, le pregunto que hacía y este le respondio que su padre era un general golpista y estaban en una reunion; mi padre, que sus amigos eran más bien de izquierdas, cogió a su antiguo amigo de la OJE y se lo llevo a casa antes de que pudiera decir algo con lo que se pudiera iniciar una pelea. Después de llevarlo a su casa mi padre no recuerda nada especial, aparte de que el golpe fracasó.      

23F Soria

El 23 de febrero de 1981 mi madre con solo 12 años solo recuerda que ella estaba en la cama y por la noche al llegar mi abuelo de trabajar la despertó para decírselo, mi madre al tener solo 12 años no sabia exactamente lo que pasaba pero se dio cuenta de que algo grave estaba pasando por el gesto de preocupación de mi abuelo.

martes, 23 de febrero de 2016

23F

El 23 de febrero de 1981, mi madre era una estudiante de 4º curso de Filología que vivía en Zaragoza en un colegio mayor bastante conservador. Compartía habitación con una chica riojana y otra navarra del Baztán, Blanca, a la que mi madre confiesa haber tardado en entender con sus consideraciones sobre la identidad nacionalista, en aquellos primeros años de la democracia. La noticia del golpe de estado le llegó en el colegio, a  media tarde, en un boca a boca que se confirmó con la radio. Recuerda  que las conversaciones de las compañeras indicaban desconcierto, perplejidad y dudas acerca de lo que podía significar aquello,  un sentimiento parecido al que había vivido mi madre seis años antes, en los últimos días de vida del dictador Franco, cuando en casa y afuera se elucubraba acerca de lo que ocurriría tras su muerte. Pero ella estaba en el "útero protector" del colegio, y como entre semana no se salía, poco supo de lo ocurrido en las calles de Zaragoza.
Esa noche, mi madre habló un momento por teléfono con mi abuelo, que vivía en Soria,  y no se le escapó su preocupación: uno de mis tíos estaba a punto de empezar el servicio militar. Mi abuelo tenía entonces 60 años y había visto estallar la Guerra Civil con la misma edad que yo tengo ahora. Siempre tuvo una enorme desconfianza – dice mi madre -  hacia los militares y los curas, dado el poder que habían tenido en todos aquellos años. Y a menudo comentaba en casa, con precaución,  el peligro de los militares.
Mi tío Chema tenía 23 años, estudiaba sus oposiciones en Pamplona y vivió allí el golpe de otra manera. Recuerda que Pamplona era entonces una ciudad con una enorme conflictividad, con  semanas proamnistía cada poco tiempo y  huelgas generales pidiendo la amnistía de los presos en la Plaza del Castillo. Así que, en un par de horas, la calle se llenó de policías muy armados y antidisturbios en cada cruce de calles y avenidas.  La calle estaba tomada. Mi tío había quedado en  casa de una amiga que vivía enfrente del gobierno civil y la familia ya no  le dejó salir. Pasó allí la noche pendiente de la radio y de las ventanas desde las que siguieron las idas y venidas de los furgones policiales durante toda la noche.

Mi tío Jesús trabajaba  en Soria y vivía con mis abuelos. Tenía 28 años y  esa tarde estuvo en la calle: una cita con la que luego sería su mujer estuvo por encima de las recomendaciones familiares. Recuerda que no había gente en la calle, que había miedo porque la extrema derecha estaba entonces muy crecida. Él dice haber pasado más incertidumbre con la muerte de Franco, cuando estando en la mili en Soria, le tocó estar varias noches dando vueltas con el cetme alrededor del cuartel de Santa Clara.

La tarde del 23F en la capital Soriana

Aquella tarde mi madre se disponía a pasar un buen rato tomando un cafe y echando una partida de cartas con una amiga en el bar Jocar del calaverón. Cuando acabó la partida, fué directa a sus clases de mecanografía y taquigrafía en la academia que tenian los Irigoyen en la Avenida de Valladolid dando un paseo por la Alameda de Cervantes.
 A última hora de la tarde, un estudiante en la academia alertó de que había oído algo de que había habido un golpe de estado. En pocos minutos empezaron a circular avenida arriba, avenida abajo, los Seat 131 de la Policía Nacional. Cuando acabó la clase, mi madre volvió a casa donde vivía con su hermano pequeño. Subiendo a casa comenzó a darle un ataque de gota, al llegar a casa mi tío le informó de lo que pasaba, mi abuelo que era camionero estaba aquel día en Valencia y la familia estaba preocupada por lo que le pudiera pasar.
Aquella noche nadie salio a la calle, mi tío y mi madre vieron una película hasta que salió el Rey en televisión. Mi madre aquella noche con el ataque de gota, a penas pudo dormir, una noche para no olvidar.

23F

El 23 de febrero de 1981 fue un día especial en la historia de  España.
Mi padre estaba en Sevilla en clase en 3° de Bup, y cuando se enteraron de la noticia una compañera suya empezó a llorar porque su hermano estaba en la mili y la joven decía que iba a haber una guerra. Esto les hizo a todos preocuparse al ver llorando tan desconsoladamente a su compañera.
Cuando mi padre llegó a casa iba con un poco de miedo y al prohibirle mis abuelos bajar a la calle porque decían que podrían morir que igual había una guerra y disparos su miedo aumento. Para intentar enterarse de algo pusieron la televisión y la radio pero lo único que había eran marchas militares. Otra familia sevillana cuando se enteró del golpe compraron comida por si acasoy cuando sus hijos llegaron a casa les prohibieron salir también. A diferencia de la tensión que se vivía en una ciudad grande como Sevilla mis abuelos maternos que vivían en un pequeño pueblo de Soria hicieron vida normal ese día.

Recuerdos del 23 F


Del 23 de febrero mi madre recuerda que ese día se entero de la noticia al salir de la clase de inglés de la escuela de idiomas. Fue al llegar a casa cuando en la televisión se comentaba la noticia y se podían ver las imágenes en blanco y negro de los hechos sucedidos en el Congreso de diputados  y al ver a sus padres tan preocupados se dio cuenta de la gravedad de la situación que se había planteado con el golpe de estado. Mi madre en el año 1981, estudiaba en el colegio Sagrado Corazón de Soria y al día siguiente los profesores estaban desconcertados y se les notaba nerviosos dando las clases.  En las calles casi no había gente y se palpaba una sensación de miedo.

Mi padre recuerda que estaba estudiando en Zaragoza, ese día tenía clase en la universidad, acaba las clases a las 21 horas y al salir no vio nada raro. Cuando llego a casa se enteró en la televisión de lo que había ocurrido, como no había suficiente información al día siguiente las clases continuaron normal. Nadie sabía lo que iba a pasar, en la universidad todo el mundo comentaba los hechos  que habían visto en televisión. Recuerda que comentaron en televisión que a pesar de que los asaltantes intentaron que no se transmitiera por televisión el asalto al Congreso, unas cámaras autónomas grabaron los hechos. El discurso del rey tranquilizó mucho a la población porque temían la vuelta a una dictadura militar. También se acuerda de que el único diputado que no se tiró al suelo por los disparos fue Santiago Carrillo. Un amigo suyo que estaba cumpliendo el servicio militar en Valencia salió a la calle con un tanque. A día de hoy se han conservado los balazos en el techo en recuerdo de aquel día.

La noche de los transistores

Mi madre cursaba COU en el colegio mayor CEU en la calle Claudio Coello en Madrid, era un colegio bastante conservador al que asistían una mayoría de alumnos de la derecha simpatizante al anterior régimen franquista. Dice mi madre que el golpe se podía barruntar por el movimiento de esta derecha, que realizaba escritos a modo de panfletos o notas breves que pasaban por las manos de los alumnos "anunciando" de algún modo un bombazo político (aunque no eran referentes ningún golpe de estado). Esta es la razón por la cual a mi madre el suceso no le pilló tan desprevenida al haber estado imbuida en este ambiente.

Recibió la noticia en directo por televisión, ella se encontraba en su piso de estudiantes de Madrid en la moncloa, curiosamente cerca de la "cafetería galaxia" conocido por la Operacion galaxia (nombre en clave dado a un previo pan golpista que tuvo lugar en 1978 durante el periodo de transición), vivia allí junto a su hermana mayor, pronto recibieron una llamada de su padre que les instaba a no salir de casa bajo ningún concepto. Mi madre afirma que no sintió miedo, por el éxito del golpe, pese a ser de izquierdas nadie de su familia  había entrado en política, ademas, pensaba que el golpe apenas era apoyado por los mismos militares y que existía una gran mayoría demócrata. No tuvo miedo, pero si admite que las horas previas a la intervención del rey fueron muy tensas, Madrid comenta se quedo "en blanco" refiriéndose al repentino silencio y vacío en las calles.

Para ella esta intervención del rey fue crucial en aquellos momentos (aunque califica el golpe de chapucero e inviable) y solo lamenta a modo de broma no haber sido periodista, puesto que fueron ellos los que de verdad tomaron parte en el suceso comunicándo todo a la ciudadanía.

Mi padre por el contrario vivió el suceso en Soria y recuerda la angustia de mi abuela que trataba de contactar con su hijo mayor que estaba por aquel entonces haciendo la mili en Melilla. También recuerda el desierto en las calles y el silencio, sin embargo cuenta que aquí fue relativamente tranquilo, por ser una pequeña provincia bastante aislada en la que no hubo ningún incidente notorio.
No se asusto mas que por la situacion de su hermano puesto que su padre era un hombre de derechas y había trabado amistades con antiguos cargos publicos del regimen.

23F en El Burgo de Osma

Recuerdo de mi padre:

El 23 de febrero de 1981 transcurre de una forma normal, lunes inicio de una semana monótona con los quehaceres de un chaval de 15 años, en el telediario de la noche nos enteramos de que alguien estaba ejecutando un Golpe de Estado en el congreso de los diputados y que los tanques estaban en las calles de Valencia. Pocas noticias más aparecían en la televisión, recuerdo que pusimos la radio buscando noticias nuevas, pero estas no llegaban, repetían una y mil veces lo mismo pero sin concretar, comentábamos entre los compañeros de estudio lo que podría pasar, de vez en cuando salíamos a la calle para ver si pasaba algo y  no pasaba nada ni nadie, pero volvíamos a la emisora de radio para saber lo que estaba pasando en ese momento, por la noche, muy de noche vimos el discurso del rey, lo primero que comentamos era que el rey estaba en España, porque las emisoras de radio nos decían continuamente que los miembros de la casa real ya se habían largado de España. El día siguiente nos llamaron por la mañana en el internado del colegio en donde estábamos “El sotanillo”, así lo llamábamos y nadie sabía nada del tema, pero por si acaso nos mandaron para clase, el desconcierto fue mucho mayor no teníamos clase pero tampoco nadie nos decía nada, simplemente los profesores no venían a clase, ellos estaban reunidos, y nosotros felizmente abandonados, así que alboroto total en el claustro del Instituto Santa Catalina de El Burgo de Osma. Ya pasados unos días entendimos lo que había pasado, y lo más importante entendimos lo que no pasó.


Mi padre durante el 23F

Mi padre tenía 14 años y esto es lo que me ha contando respecto al 23 de febrero. Yo era un adolescente y recuerdo ese día con una frase de mi padre "bajar a comprar harina, aceite y azúcar, esto es un golpe de estado". 
A partir de ese momento, en la radio sonaba música militar y en la tele no había noticias al respecto. 
Yo le preguntaba a mi padre que era un golpe de estado. Y él me dijo que era un gobierno formado por militares y que mucha gente se marcharía fuera de España.
Mi madre estaba asustada, porque la situación de España era muy convulsa con muchos atentados de eta, manifestaciones, huelgas y este era el resultado final  a todo esto.
Nadie se despegaba de la radio y la tensión se notaba. Yo había vivido la época final de Franco y no tengo malos recuerdos de la dictadura. Pero mi padre solo decía que si volvíamos a una dictadura lo pasaríamos muy mal.
Yo me fui a dormir y al día siguiente TVE dio las primeras imágenes. Recuerdo al Rey vestido de militar dando un discurso y lo notaba muy nervioso.
Me llamo la atención los tanques por las calles de Valencia, Tejero en las afueras del Congreso, la fortaleza de Suárez y Gutiérrez Mellado y sobretodo la gente normal en la calle cuando todo terminó. La manifestación fue impresionante.
Si me preguntan hoy que fue para mí el 23F se resume en ver a la gente de cualquier clase social, edad, sexo y condición política juntos por algo que hoy valoramos muy poco: la libertad para decidir sobre nuestro futuro.

Historia familiar

El día del intento de Golpe de Estado, mis padres vivieron experiencias similares. Caras adultas serias, tensión en el ambiente, y poca o nula información. Ese día ambos tenían nueve años, eran pequeños y no entendían la situación.

Para conseguir algo más de información, me dirigí a mi abuela, con la suerte de que sus hermanos estaban de visita ese día. Entre todos, reconstruyeron los sucesos de aquel 23 de febrero.

Mi tío abuelo Toño (Antonio) era en esa época celador del hospital, y se encontraba en su puesto cuando empezó el Golpe. Él acostumbraba a escuchar la radio durante su turno, y gracias a ello se enteró del suceso rápidamente. Corrió a avisar a las enfermeras y demás personal, en especial a Isabel Fraga. Esta médico era hija del por entonces congresista Manuel Fraga Iribarne, uno de los apresados en el Congreso. Al principio se negó a creerle, pero intentó comunicarse con su familia, y, no lo consiguió. Por fortuna, un rato después pudo contactar con su hermana, la cual le confirmó todo lo que estaba sucediendo. Se tranquilizó relativamente al conocer la situación, y, aunque todos en el hospital estaban muy preocupados, había pacientes que atender.

Por otra parte, he tenido a mi tía abuela Teresa para contarme lo que pasaba por las calles, que se redujo a nada ni nadie. Ella estaba volviendo a su casa en coche tras una clase de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas, cuando escuchó la noticia.  Vio cómo poco a poco todas las tiendas iban cerrando y la gente se encerraba en las viviendas. Ella tenía prisa por llegar también a su casa para estar con su hijo, el cual era muy pequeño. Y le preocupaba no saber cuánta comida tenía en la despensa en esos momentos, cerca del fin de mes. Preparándose para lo peor, condujo hasta llegar a su hogar, y allí esperó a la resolución del conflicto. Estuvo escuchando la radio todo el tiempo, pero las noticias llegaban sesgadas. Las radios públicas habían dejado de emitir, pues eran tomadas por los golpistas, y poco a poco las privadas se convirtieron en la única fuente de información. Pasó toda la noche preocupada por las comunicaciones, llamando a la familia. Algo de lo que aún se acuerda es que, justamente en el momento en que Tejero irrumpió la sala, un congresista soriano estaba a punto de votar.

Y, aunque esa noche no durmieron nada, a la mañana siguiente hubo que ir a trabajar. El miedo fue palpable ese día en todas sus vidas; la huella de esa fatídica velada no se ha borrado de las memorias ni de los más pequeños.

MIEDO AL PASADO

   En esa época mi madre vivía en un pueblo de Badajoz, Don Benito, tenía 17 años y estudiaba COU. Esa tarde estaba en clase particulares de Inglés, a media tarde el marido de la profesora entró en el aula y les comentó que había oído en la radio, Cadena SER, que unos militares habían irrumpido en el Congreso de los Diputados; la profesora les dijo que se fueran a casa inmediatamente. De camino se encontró con unos curas que eran comunistas y éstos le mostraron su preocupación y miedo por su afinidad política, de hecho uno de ellos esa noche huyó a Portugal.
   El resto de la tarde y la noche la pasaron despiertos, pendientes toda la noche de las pocas noticias que se retransmitían en la SER, ya que la televisión sólo emitía programas de música clásica.
   En casa de mis abuelos había mucha preocupación, ya que por un lado mi tío estaba a punto de finalizar sus estudios y podría ser reclutado en el Ejército y porque mi familia tenía ideas de izquierdas y recordaba cómo se había vivido en la época franquista (Franco había muerto 6 años antes).
   El alcalde de Don Benito era del partido comunista, también cruzó la frontera a Portugal, al igual que otros muchos vecinos del pueblo.
   Cada vez que mi madre ve las imágenes grabadas de ese día dice que lo recuerda como si lo estuviera viviendo de nuevo.

Incertidumbre del 23F

Mi madre recuerda bastante bien ese día, por ese momento apenas tenía 14 años y acababa de salir de Ólvega, donde vivían sus padres y sus dos hermanos pequeños, para venirse a la capital a cursar bachillerato. Como cualquier otra jornada normal, ella fue al instituto Castilla y a las 18.15 volvió al Colegio Menor Antonio Machado donde residía y compartía  instalaciones con otras 160 chicas.
Tras haber merendado tenían dos horas de estudio obligatorio, así que se dirigió a la sala que le correspondía. Poco después la directora irrumpió en la habitación y susurró algo a la persona que les cuidaba de tal modo que las residentes se quedaron sorprendidas ya que no sabían lo que estaba pasando, les mandó bajar rápidamente las persianas al mismo tiempo que les avisaban que no debían alborotarse. Durante esa noche todas se imaginaban mil y una historias que podrían suceder, pues no les permitían ver la tele y tampoco tenían radio para enterarse del verdadero acontecimiento. A la mañana siguiente cuando fueron al instituto no dudaron en preguntar qué era lo que había pasado, pero, como todavía eran pequeñas no entendían muy bien lo que significaba un golpe de estado así que cuando llegó la hora de historia le preguntaron a la profesora, ella les explicó que el teniente coronel Tejero había asaltado el Palacio de las Cortes junto con un grupo de guardias civiles en un intento de alzarse con el poder.

Ese fin de semana cuando regresó al pueblo recuerda haber comentado con los vecinos lo que había pasado y el miedo que tenían ya que no sabían con certeza lo que les depararía el futuro.

23 F con nieve


El 23 de Febrero de 1981, mi padre que por aquel entonces era un joven de unos escasos 20 años, el menor de 4 hermanos de los cuales dos de ellos después de estudiar habían tenido que buscar una nueva oportunidad fuera de la provincia soriana, se encontraba justo ese día solo con mis abuelos en el pueblo. Era un frío día de invierno, terriblemente común en las tierras sorianas y incluso recuerda que nevara. La tele solo anunció mínimamente lo que estaba pasando y pronto tuvieron que encender la radio para enterarse de lo que estaba ocurriendo. Así transcurrieron gran parte de la tarde y hasta altas horas de la madrugada, cerca del hogar. La gran preocupación de mis abuelos y de mi padre, el cual por aquel entonces le quedaban dos meses a lo sumo para empezar el servicio militar en León, fue entre otras cosas en la situación que le dejaría si el golpe militar triunfara.

A pesar de que al día siguiente todo se había solucionado ya, recuerda que incluso aquella noche en la pequeña ciudad soriana, hubo algunos movimientos para esconder ciertos documentos que hubieran puesto en serio compromiso ha mucha gente si finalmente el golpe de estado del teniente coronel Tejera hubiera culminado.

La transición en peligro

Lo primero que me ha contado mi madre es cómo supo de la noticia de la entrada de los militares en el Congreso de los Diputados estando en casa con su madre. Ambas se asustaron y sobre todo mi abuela, que recordó los terribles momentos de su infancia en la Guerra Civil. Siguieron las noticias por la radio temiendo que los sublevados se atrevieran a disparar a los miembros del Gobierno.
Lo que más impresionó a mi abuela fue la intervención del Rey, muy acertada y tranquilizadora; y no se le olvida la imagen de Gutiérrez Mellado que se atrevió a enfrentarse a Tejero. Mi madre recuerda mucho más el día siguiente en el Instituto. Ella cursaba 1º de BUP y pasaron la mañana sin salir de clase, escuchando la radio con su profesor de lengua e inglés y haciéndole muchas preguntas sobre qué podía pasar en adelante. Una amiga suya estaba muy preocupada por su hermano que estaba haciendo "La mili".
La conclusión de las dos es que nuestros políticos estuvieron a la altura de las circunstancias y que la acción golpista fue mal coordinada y chapucera; por otro lado, la política de aquellos tiempos tenía muchos retos con el pasado reciente del franquismo.
Gutiérrez Mellado y Adolfo Suárez frente a los golpistas

23F



Hoy, día 23 de febrero de 2016, mis padres todavía recuerdan con lucidez aquel Golpe de Estado acaecido justo hace 35 años, de la mano del Teniente Coronel Antonio Tejero.
Mi padre, para entonces estudiante de segundo año de Medicina en la Universidad de Valladolid, se disponía a regresar a casa, tras sus clases diarias, cuando le pareció ver algo extraño siendo retransmitido por todas las televisiones de una tienda de televisores. Efectivamente, se estaba produciendo un Golpe de Estado. Aún recuerda el temor y la incertidumbre respirables en su casa. Al día siguiente, ya con el ambiente más calmado tras la intervención del rey Don Juan Carlos I, la situación fue el único tema tratado por todos. Para entonces, ya sospechaban que ese día quedaría grabado en sus memorias para siempre.
Mi madre, por su parte, no recuerda haber vivido momentos realmente tensos durante ese 23 de febrero de 1981. De hecho, su recuerdo es el de una tranquilidad inmensa y un gran orgullo tras escuchar el discurso del rey y observar la tranquilidad y buen temperamento con que Adolfo Suárez encaró el Golpe.
En definitiva, ambos recuerdan aquel día de forma diferente, aunque están de acuerdo en que, por suerte, todo se consiguió resolver de una manera óptima y efectiva.

Historia de la abuela del 23F


Entrada del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero al grito de "todos al suelo". EFE


Al preguntar desesperadamente en mi casa por una historia que escribir y cuando pensaba que ya no había nada que contar de mi familia y este dia tan señalado le pregunte a mi abuela que a sus 91 años no esperaba que se acordara de mucho pero ante mi sorpresa contesto rápidamente, tenía una historia para mi.


Realmente en el pueblo donde ella vivía no ocurrió nada aquel día más que la preocupación propia de tal acontecimiento, pero no así lo que le ocurrió a Celestino Santos, guardia civil en el congreso, que fue herido durante los tiroteos que se realizaron en el congreso, la verdad es que la memoria de mi abuela no alcanza para saber de que bando estaba ni mucho más de su historia, solo que después de este fatídico día nunca según mi abuela "se ha quedado bien". Nafría La Llana no olvidará este día debido a este gallego casado con Felisa López Núñez y mi abuela por supuesto tampoco.

23F en Madrid

Teniente Coronel Tejero, en el Golpe de Estado
El día 23 de febrero de 1981 a la hora del Golpe de Estado que dio el Teniente Coronel Antonio Tejero en la sesión de investidura de Calvo Sotelo como Presidente del Gobierno, mi madre tenía 12 años y vivía en Madrid. Estaba en clase de mecanografía, y cuando se conoció la noticia, la academia fue desalojada urgentemente pidiendo a los alumnos que se fueran directamente a sus casas y que no se quedasen por la calle, recalcaban que todos se marcharan a su casa. Cuando llegó a su casa, mi abuela le mandó ir a comprar algo de pan y se percibía en los vecinos del barrio de “Cuatro Vientos”, un ambiente tenso, con miedo y mucha incertidumbre ya que al anochecer el barrio se llenó de tanques y militares porque allí había muchos cuarteles del ejército. Aunque mi madre no sabía exactamente lo que significaba un golpe de estado, recuerda perfectamente cómo se sentían los vecinos de su portal, que no hablaban de otra cosa porque en esa época se tenía mucho trato con los vecinos.
Al día siguiente no hubo clase y en la televisión solo emitían marchas militares.
Barrio de Cuatro Vientos


Barrio de Cuatro Vientos, hoy en día ya no quedan casi cuarteles 

23F de 1981 en Navalmoral de la Mata.

Mi padre estaba haciendo la mili en el 1er depósito de sementales del estado en Alcalá de Henares, pero en esas fechas eran para distribuir todos los caballos y burros por toda la geografía española a las paradas del estado. Concretamente, a mi padre le toco Navalmoral de la Mata (Cáceres), junto con otros tres compañeros, cinco caballos y dos burros, desde Febrero hasta finales de Mayo y de ahí al cuartel. El 23F de 1981 para sus tres compañeros, el subteniente y él fue un día prácticamente igual al de los cuatro meses que estuvieron allí. Se levantaban a las 7 de la mañana, se aseaban lo primero, después limpiaban a los animales con raqueta y bluza y les echaban de comer también. Después de esas tareas, hacían la cama, limpiaban la habitación en general e iban a desayunar mientras esperaban a que llegara la gente de los pueblos con yeguas, burras, etc., para los sementales. De los sementales y las burras y yeguas etc., se ocupaban sus compañeros, mientras que la labor que desempeñaba mi padre allí era la de coger la bolsa de la compra e ir al mercado, hacer la compra (carne, pescado, fruta, etc., como cualquier persona), bajar a la parada y hacer la comida para sus tres compañeros y él. Después comían todos juntos, fregaban la vajilla donde habían comido y la cocina. Después de comer, se echaban la siesta excepto a los que les tocaba ir a segar, aunque esto tampoco lo hacían con mucho esfuerzo según me contaba él. Sobre las seis de la tarde y hasta las ocho de la tarde montaban a caballo y después hasta las nueve hacían una especia de merienda-cena, se duchaban y salían a dar una vuelta por el pueblo, el cual es aproximadamente tan grande como Soria. También era habitual que fueran a la discoteca porque los soldados de la parada del Estado entraban gratis. Por último, llegaban a casa, se aseaban y se iban a dormir.

En resumen, el 23 de Febrero de 1981 para mi padre fue un día como otro cualquiera, aunque sí estaban pendientes de la radio y de cómo iban sucediendo los acontecimientos mientras hacían algún comentario entre ellos, pero nada fuera de lo normal. Como anécdota, él me contaba que no tenían ni armas, lo único que se parecía a un arma era el cuchillo con el que partían el pan.

23F en el colegio menor Gaya Nuño de Soria



Por entonces mi padre debería haber estado haciendo el servicio militar, sin embargo le concedieron una prórroga para que finalizara sus estudios académicos, ya que había suspendido una asignatura,  tecnología. Él es de un pequeño pueblo de Tierras Altas,  Cerbón. Ese año tenia 17  y estaba cursando el tercer año de segundo grado de Fp en mecánica y electricidad del automóvil en el centro Virgen del Espino (Soria). Al no ser procedente de allí, vivía interno en el colegio menor Gaya Nuño. 

Las clases se impartían por la mañana y durante la tarde se dedicaban al estudio,después de la merienda hacia las 8:30 tenían tiempo libre,él acostumbraba ver la televisión. Fue en ese momento cuando viendo la uno de tve aconteció lo que estaba ocurriendo en el Congreso de los Diputados de  Madrid. Recuerda que al mirar por las ventanas del colegio se notaba más presencia policial de lo habitual y prácticamente nadie por las calles,lo que derivaba en un profundo silencio,no sabía muy bien lo que estaba pasando. Esa noche no les dejaron salir del colegio, fue una orden expresa del director que se lo comunico personalmente con un tono serio,casi enfadado.
La noche continuó como otra cualquiera, a la mañana siguiente acudió junto con otro compañero a clase,  para su sorpresa el centro estaba cerrado, fue entonces cuando tomaron conciencia de lo que había ocurrido la noche anterior y al regresar a la residencia el conserje se lo  explico todo  con detalle y mayor carácter político,mi padre asegura que se le veía preocupado y angustiado.
Respecto a como lo vivió mi madre, fue algo distinto. Ella tenía 13 años y vivía en Agreda con mis abuelos y sus otros seis hermanos. Las primeras noticias les llegaron a través de la televisión y la radio, recuerda que sus padres no les dieron ninguna explicación y que ni ella ni sus hermanos les preguntaron.Se limitaron a contemplar lo que relataban los medios de comunicación. 

lunes, 22 de febrero de 2016

23F

Mi madre el 23 de febrero de 1981 tenía  15 años y estudiaba 3º BUP en el Instituto Castilla de Soria.
Resultado de imagen de tejero congresoMe ha contado que cuando se enteró del  golpe de estado estaba en casa con su madre, en el centro de Soria y no recuerda lo que estaba haciendo. La primera noticia le llegó por una vecina que iba tocando el timbre a los demás vecinos del rellano diciendo que habían entrado guardias civiles con pistolas al Congreso.

No se veía la televisión y, se acostó muy tarde ya que, estuvieron pendientes de  la radio porque era el único medio que tenían de saber un poco lo que estaba pasando.  Al día siguiente no fue a clase y  desde casa no veía casi gente por la calle.

Hablaban en casa y  con los vecinos sobre lo que podía estar sucediendo y recuerda lo nerviosos que estaban porque no sabían a ciencia cierta lo que ocurría.  No tenían acceso tan fácil a la información como ahora,  ya que no se contaba con los medios que hay hoy en día en que la información nos  llega casi en el mismo momento en que se produce y por distintos medios.

Historia de mi padre del 23 F

23 de febrero de 1981.
Mi padre recuerda bastante bien ese día, por aquel entonces era un joven de 21 años recién licenciado en la "mili". Ese día recuerda que estaba en su casa de Los Campos, un pequeño pueblo de Tierras Altas. Para él el día empezó como cualquier otro, se ocupó de las tareas del campo y de los animales, ya que en ese momento aun no había conseguido trabajo. Cuando finalizó dichas tareas fue al bar del pueblo, a echar una partida de mus como de costumbre, estaban esperando al último jugador, y cuando este llegó comentó que había pasado algo en el congreso y habían entrado los guardias civiles. En ese momento solo disponían de esa información ya que no había ni tele ni radio en el bar. Cuando llegó a casa a la hora de la cena, la programación de la tele había desaparecido y solo había música militar. Estaba solo en casa con mi abuela, ya que mi abuelo estaba en Extremadura con las ovejas. Ambos escuchaban la radio mientras cenaban sin saber muy bien lo que estaba pasando, mi abuela estaba preocupada ya que mi padre se acababa de licenciar en la "mili" un mes antes y pensaban que si llamaban a alguien a filas mi padre seria de los primeros. Aquella noche se acostó a altas horas de la noche ya que el comunicado del rey se emitió a la una y cuarto de la madrugada. Al día siguiente recuerda haber visto en la tele a los guardias civiles saltando por las ventanas del congreso y que en Valencia habían salido los tanques militares a la calle. Finalmente se enteró de que los golpistas se echaron atrás y el Teniente Coronel Tejero había sido detenido y continuó con su vida pendiente de la evolución del acontecimiento.

23 F gehismachado

El 23 de febrero de 1981:
Mi madre entonces tenía 13 años, vivía en Soria, en casa de sus abuelos, ya que sus padres vivían en el pueblo al cuidado de las hermanas pequeñas y ella había tenido que ir a la ciudad para poder estudiar. No recuerda muy bien, pero ese día afirma que ella salia a las 19.00 de la piscina del polideportivo, puesto que estaba haciendo un curso de natación y a la altura de la plaza del Olivo se encontró con alguien que le paró y le comentó lo del intento del golpe de estado, ella ya se había percatado de que algo ocurría porque le resultó extranísiño que apenas hubiese gente por la calle. Al enterarse de la noticia dedujo que estarían en sus casas viendo la tele u oyendo la radio. Lo que si recuerda como especial fue el silencio y que al llegar a casa sus abuelos no le explicaron nada. Ella estuvo toda la tarde viendo la tele ya que no tenía muy claro que era eso, pero sus abuelos no le quisieron dar explicaciones.

domingo, 21 de febrero de 2016

23 de febrero de 1981. Valladolid

   El pasado 20 de febrero de 2016, 35 años después de la intetona golpista, mientras escuchaba la alocución de D. Manuel Nuñez Encabo, Presidente de la Fundación Antonio Machado, en un homenaje/hermanamiento entre Rubén Darío y Antonio Machado, en la Plaza del Vergel de Soria, me vino a  la cabeza la tarde del 23 de febrero de 1981, cuando el entonces diputado por el PSOE de Soria, procedía a votar la investidura a la Presidencia del Gobierno de D. Leopoldo Calvo Sotelo. Por entonces, estudiando en Valladolid, este diputado soriano era desconocido para un palentino como yo. Esos pensamientos, unidos a otros que me han llegado por twitter estos días, me ha hecho recapacitar sobre aquel acto y sobre lo que nuestros alumnos conocen de aquel hecho histórico
      Para el alumnado de 2º de Bachillerato hemos creado este blog colaborativo, para que pregunten a sus padres que estaban haciendo esa tarde y lo compartan en este blog. Luego escribiran un tuit y lo campartirán con las etiquetas #23F y #HazMemoria.
      ¿Dónde estaban nuestros padres esa tarde? ¿Dónde estaba yo?
     En mi caso, esa tarde estaba en la Universidad de Valladolid, estudiando Geografía e Historia en la Facultad de Filosofía y Letras. Por entonces, se impartían tres clases diarias, en el horario de tarde se entraba a las 16.00  y se salía a las 19.00 horas. Si la memoria no me traiciona, creo que era lunes, y salimos de clase sin habernos enterado de nada. Durante mi epoca de universitario residía en el Colegio Mayor Universitario Santa Cruz, por entonces muy cerca de la Facultad de Filosofía. Fue cuando llegue al Colegio Mayor, cuando me informaron de lo que estaba pasando en el Congreso de los Diputados. El Teniente Coronel Tejero, de la Guardia Civil, había entrado en el  y tenía secustrados a los diputados. Los colegiales estaban nerviosos y la "Goyera" conserjería estaba a "tope".  A Tejero se le conocía por las Operaciones Galaxia1 y Galaxia2, dos intentos de Golpes de Estado. 
     Los rumores de golpes de Estado eran comunes por aquellos meses, en prensa podíamos leer, "hay ruido de sables en los cuarteles". Mi habitación la compartía con otros dos estudiantes, uno de Historia Moderna y Contemporánea (guipuzcoano), y el otro de Arqueología (burgalés). Se escuchaba la SER con tranquilidad, como si aquello que estaba pasando en Madrid no fuera real, como si pasara en otro tiempo. Valladolid era una ciudad gobernada por el PSOE (el Sr. Bolaños era el alcalde), pero con muchos extremistas de derechas, que se hacían notar en actos públicos. A principios de enero de 1981 habían atentado contra el cafetín progresista "El largo Adiós", hiriendo de gravedad a Jorge Simón estudiante de 5º de Derecho, por todo eso era conocida como "Fachadolid", dominando las zonas de la Plaza de España (sede de Fuerza Nueva) y la zona de copas de Paco Suarez.
     Por otra parte, pese al nerviosismo, en el interior del Colegio la vida fluía con normalidad, a las 20.00 horas se abría el comedor para la cena. El director, D. Jesús García Fernández, Catedrático de Geografía Física, así como el resto de profesores que allí vivían cumplían con el horario de cena (por allí se encontraban D. Jaime Brufau Prats, Catedrático de Derecho Natural, que recibía el Avuit, y que amablemente lo pasaba a la Conserjería, cuando lo había leído;  Ricardo Méndez, profesor de Geografía, y otros muchos que ya no recuerdo).
     La falta de noticias en televisión generaba inquietud,  por lo que vivíamos pendientes de la radio. Esa noche nadie jugó al pimpón en la mesa del claustro. Se hablaba mucho de la trama civil del golpe en Valladolid, del Capitán General de Valladolid (¿Campano?) si estaba o no implicado.El General Millans del Bosch ha sacado los tanques en Valencia, pero Quintana Lacaci se mantiene firme en Madrid (Primera Región Militar) con la Constitución. Esa noche ningún colegial abandonó el recinto, la vida se hacía en las habitaciones que tenían radio, por eso,  cuando se anunció que el Rey, D. Juan Carlos I iba a emitir un comunicado en Radio Televisión Española, ya muy de madrugada, la sala de televisión se llenó de profesores, colegiales y el conserje nocturno. Ese mensaje, nos tranquilizó, pero seguimos escuchando la radio toda la noche. Hasta el periodista deportivo José María García, por entonces en Antena3 Radio se acercó a las inmediaciones del Congreso para informar de la situación. Fue una noche de miedo, aunque dentro de aquellos muros todo era más seguro. Algún militar, como Pardo Zancada y sus Policias Militares entraron en el Congreso, también el General Armada, que al principio parecía un negociador, pero que después resultó ser el "Elefante Blanco" del Golpe.
     Los golpistas dejaron salir a alguna diputada catalana embarazada, después a otras diputadas, por último ya en televisión, durante la mañana del 24 vimos como algunos guardias civiles abandoban el Congreso por las ventanas.
     Recuerdo la salida del diputado de Coalición Democrática (Coalición que integraba a Alianza Popular, precedente del Partido Popular) D. Antonio de Senillosa, con humor negro relató lo que había pasado en ese inmueble en las últimas horas.
     El 24 de febrero no hubo clase ni deporte universitario.