Hoy, día 23 de febrero de 2016, mis padres todavía recuerdan con lucidez aquel Golpe de Estado acaecido justo hace 35 años, de la mano del Teniente Coronel Antonio Tejero.
Mi madre, por su parte, no recuerda haber vivido momentos realmente tensos durante ese 23 de febrero de 1981. De hecho, su recuerdo es el de una tranquilidad inmensa y un gran orgullo tras escuchar el discurso del rey y observar la tranquilidad y buen temperamento con que Adolfo Suárez encaró el Golpe.
En definitiva, ambos recuerdan aquel día de forma diferente, aunque están de acuerdo en que, por suerte, todo se consiguió resolver de una manera óptima y efectiva.
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