En el caso de mí familia
la muerte de Franco se vio desde dos puntos de vista. Por un lado,
una parte de mi familia estaba tremendamente feliz por la muerte del
dictador y porque creían que era posible la llegada de una
democracia y, por tanto, el fin de la opresión. Sin embargo, otra
parte de mi familia tenía miedo a que ocurriría tras su muerte, si
llegaría la ansiada democracia o que un sucesor continuase con la
opresión característica de la España fascista y, como
consecuencia, desencadenara otra guerra civil.
De modo que se dieron dos
dos puntos de vista opuestos, sin embargo, todos coinciden en que la
llegada de la democracia tras su muerte supuso una gran mejoría en
España en todos los sentidos y consideran que la democracia, a pesar
de algunos fallos, fue el mejor cambio que ha habido en el país.
Así que, el día de la
muerte de Franco fue un día de alegrías y miedos, pero ese día nos
ha permitido llegar a la democracia en la que nos encontramos
actualmente.
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